La crisis, el descrédito de los partidos y el auge del soberanismo catalán actúan como caldo de cultivo para los grupos más ultras. Los postfranquistas se agrupan en La España en Marcha, mientras muchos otros se dejan influenciar por los nuevos aires que vienen de Grecia e Italia
La crisis económica, a la que se suma la crisis de los grandes
partidos, es una ventana de oportunidad para nuevas fórmulas políticas
que pretenden hacerse con el descontento ciudadano. Aunque así lo ha entendido la izquierda, éste también es el caldo de cultivo en el que crecen los movimientos de extrema derecha y neonazis, que ahora reciben los aires frescos que les vienen del Mediterráneo. Si la izquierda quiere parecerse a la Syriza griega, los ultras españoles siguen fascinados cada paso de Amanecer Dorado. Y si Italia ha sido quien ha apadrinado un populismo progresista como el de Beppe Grillo, de quien también muchos quieren tomar ejemplo,
sus neonazis de estilo más postmoderno, Casa Pound, tienen ahora
también sus seguidores entre los más jóvenes ultras españoles.
Hay un tímido resurgir de los grupos de extrema derecha,
cada vez más numerosos, con menos complejos y más decididos. Sin
embargo, de momento están muy lejos de poder aspirar a un frente
electoral con alguna posibilidad real. Tampoco cuentan a día de hoy con
la capacidad de movilización en las calles y de organización social que
tienen en otros países, tal y como señalan activistas, expertos y
policías. Y esto se debe fundamentalmente a dos motivos: por un lado, la
cercanía en el tiempo de la dictadura de Franco impide que las ideas
más derechistas puedan calar en una amplia base social afín pero aún
acomplejada; por otro, el Partido Popular continúa acogiendo en su seno a
un sector que en otros países abrazaría opciones fuera de los partidos
conservadores tradicionales, como ponían de manifiesto este verano las
diversas publicaciones de fotografías de miembros de Nuevas Generaciones con simbología franquista y fascista.
A la Policía no le preocupa: "son muy pocos y están abocados al fracaso"
No
obstante, el creciente descrédito del PP, provocado por las políticas
de ajuste y los casos de corrupción, está abriendo la puerta para que la
extrema derecha, que nunca ha dejado de estar al acecho, pueda ir
pescando en nuevos calderos. A estos abonos se suma el que siembra el
auge del soberanismo en Catalunya, que despierta el odio más profundo en
una derecha siempre convencida de que "España es una y no 51". Al grito
de "No nos engañan, Catalunya es España" irrumpieron en la delegación de la Generalitat en Madrid
un grupo de militantes de Alianza Nacional, uno de los tantos
grupúsculos en los que se organizan los jóvenes más "patriotas".
"No
contábamos con esta acción de protesta y la verdad es que nos
sorprendió" destaca José María Benito, portavoz del Sindicato Unificado
de Policía. Destaca lo "bien organizada" que estuvo y que "contaron con
un buen abogado y buen asesoramiento". Pese a que Alianza Nacional hasta
ahora no destacaba entre la docena de agrupaciones ultras que anidan
por Madrid, este asalto ha provocado que Izquierda Unida pida su ilegalización, posibilidad que la Fiscalía del Tribunal Supremo está sopesando.
Pese
a la alarma en las instituciones y medios de comunicación, desde la
Policía afirman que ésta no es una de sus prioridades. "La extrema
derecha en España no nos preocupa, son muy pocos y están abocados al
fracaso" afirma Benito. No les preocupa, pero sí están al tanto del
proceso de reorganización que se está produciendo en el seno de los
grupos más combativos, que el pasado 18 de julio impulsaron la nueva plataforma unitaria España en Marcha.
En ella confluyen La Falange, Nudo Patriota, Alianza Nacional,
Movimiento Católico Español y Democracia Nacional. Esta plataforma ha
saltado a la palestra a raíz de la convocatoria que lanzó para marchar
en manifestación este 12 de octubre, Día de la Hispanidad, en Barcelona
bajo el lema "Catalanidad es Hispanidad". En un primer
momento su objetivo era salir del popular barrio de Sans e ir hasta
Montjuïc, "pero la presión popular ha conseguido que las autoridades les
ilegalicen ese recorrido y les prohíban pasar por Sants", explica David Karvala, portavoz de la Plataforma contra el Feixisme y el Racisme de Barcelona.
Aires mediterráneos
En
Valencia los neonazis siguen gozando de uno de sus mayores feudos,
contando con una mayor base social y el apoyo de un importante entramado
empresarial. El pasado 9 de octubre, Día de la Comunidad Valenciana,
irrumpieron en la manifestación un centenar de jóvenes neonazis con una
pancarta en la que podía leerse "combatimos el independentismo". Al poco
de iniciarse la marcha, desplegaron otra pancarta pidiendo la libertad "a los presos políticos griegos". Desde la muerte del emblemático joven militante antirracista Guillem Agulló el 11 de abril de 1993, apuñalado por el skin Pedro
José Cuevas, la Comunidad Valenciana ha sido la zona donde más
agresiones fascistas se han registrado, mientras sus agrupaciones
crecían más que en cualquier otra parte. España 2000,
con fuertes relaciones con el Frente Nacional de Le Pen, cuenta con
tres concejales en el Comunidad Valenciana y otro en la localidad
madrileña de Alcalá de Henares.
En Valencia los ultras llevaron un pancarta pidiendo la la "libertad para los presos políticos griegos"
Su líder es José Luis Roberto,
sin duda uno de los personajes más carismáticos del mundillo ultra.
Antiguo militar y propietario de la empresa Levantina de Seguridad, en
la que se ha dicho que se adiestran los jóvenes militantes de España
2000, también es propietario de un buen número de empresas dedicadas a
hostelería, comunicación, material contra incendios, deportivas,
alimentación para deportistas, uniformidad militar y laboral, teniendo
más de un millar de empleados a sueldo. Es conocida su faceta de
representante del mundo de los locales de prostitución, siendo el jefe
de los servicios jurídicos y secretario general técnico de la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne,
lo que le ha granjeado críticas por parte de otros grupos de extrema
derecha más tradicionalistas. Entre otras hazañas, en su haber cuenta
con una detención durante la Transición por la colocación de dos bombas
en unos encuentros independentistas de Valencia. También ha sido
denunciado por diversas organizaciones, como SOS Racismo, por incitar al
odio racial, la violencia y la discriminación, permitiendo que en sus
manifestaciones sean coreados lemas xenófobos y racistas, así como por
la exhibición de emblemas nazis y fascistas.
Más al norte, en Catalunya, la
extrema derecha también ha crecido y mutado durante los últimos años.
"Desde la perspectiva catalana hay dos realidades diferentes que se
solapan. Por un lado, el discurso populista de Plataforma per Cataluna
(PxC) y Josep Anglada; por otro, los grupos neonazis más similares a los
de España en Marcha", explica David Karvala, el portavoz de la
Plataforma contra el Feixisme y el Racisme de Barcelona. Sin embargo,
las derrotas electorales de Anglada, que bajó del 2,4 % al 1,6% de los
votos en un momento de auge de la extrema derecha en España y Europa, ha
hecho girar a parte de su base social y mirar directamente a un
horizonte más nacional-socialista. En Barcelona han irrumpido unos
nuevos jóvenes que hacen gala de un discurso innovador y desconocido
hasta el momento: son los que se reúnen en el Casal Tramontana, en el barrio barcelonés de El Clot.
Mutación en curso
A
principios de 2012 apareció este Casal Tramontana, a imagen y semejanza
de los italianos de Casa Pound, neo-fascistas de nuevo cuño que se
alejan de los discursos tradicionalistas de la extrema derecha clásica y
luchan en la trinchera de la denuncia de problemas sociales como el de
la vivienda. Con estética juvenil y discurso renovador,
son los nuevos camisas-negras que irrumpen sin complejos en las calles,
tal y como lo hicieron sus antecesores en la agitada Europa de los años
30. Además, Tramontana actúa también como nexo entre el mundo skin
y PxC, al mismo tiempo que son los que más relaciones directas tienen
con Amanecer Dorado. Dos de los activistas más destacados de las
juventudes de PxC y del Tramuntana, Alejandro Fernández y Sergio
Concepción, viajaron a Grecia del 25 de agosto al 4 o 5 de septiembre y
mantuvieron reuniones con los dirigentes de la extrema derecha griega.
"Este modelo, con una estética más radical, se presentan como los nuevos
anti-sistema, es algo nuevo en el Estado Español, es la misma estrategia que el fascismo clásico", asevera Karvala.
El MSR reparte comida entre los necesitados y Respuesta Estudiantil se moviliza por la Educación pública
En esta línea también están en toda España los militantes del Movimiento Social Republicano
(MSR). A modo de ejemplo de su discurso que rompe con el
tradicionalismo de España en Marcha, este 12 de octubre se manifiestan
en Madrid bajo el lema "Por la República Social Española". Han
participado en algunas manifestaciones en defensa de la Sanidad pública,
pero, también fijándose en Amanecer Dorado, una de sus labores en la
actualidad son los repartos de comida entre los más necesitados, como el
que llevaron a cabo el pasado 6 de octubre en Sabadell. Además, en su
web hacen campañas como "Saca tu dinero del banco".
Los más jóvenes seguidores de este fenómeno se han organizado en Respuesta Estudiantil,
un colectivo de estudiantes de extrema derecha que se han sumado a la
lucha contra las tasas y la reforma educativa de Wert. Ya tienen
colectivos organizados en al menos media docena de universidades
españolas. En todas sus apariciones públicas en protestas unitarias han
provocado choques con el resto de colectivos estudiantiles, apareciendo
en las manifestaciones en grupos con banderas de España. "Cuando los
estudiantes nos damos cuenta de la zozobra de nuestro sistema educativo y
de cómo la clase política está hundiendo al país en la miseria, hartos
de ver esta situación decidimos organizarnos, y es cuando nace Respuesta
Estudiantil", declaran en su página web. En Madrid, a grito de "Wert
dimisión" ya han hecho su aparición en al menos dos manifestaciones de estudiantes, de las que han tenido que ser expulsados por la Policía para impedir el enfrentamiento con el resto de jóvenes.
¿Tienen
alguna posibilidad real todos estos movimientos de levantar un
referente unitario de extrema derecha en España? Veterano en el
activismo contra el fascismo y la intolerancia, David Karvala asegura
que "el riesgo existe": "Si no hacemos nada es muy posible que continúen
creciendo y vayan ganando cada vez más parcelas de poder. Estos movimientos crecen siempre que no se les para. Y la mejor forma para hacerlo es señalarles públicamente como lo que son, unos fascistas".