En algunos de los bares, todos ellos en Barcelona, hubo mucha tensión ya que algunos de los agentes iban tapados con pasamontañas y vestían chalecos antibalas
Fuentes policiales aseguran que fueron operaciones rutinarias y consideran una "coincidencia" que los dispositivos se efectuaran en locales del mismo perfil y en un día tan significativo
Los testigos aseguran que los Mossos golpearon al menos a dos clientes
Lo que no sabían los clientes de La Bata era que entre ellos, en ese
momento, había dos agentes de paisano que formaban parte de una
operación que estaba a punto de llevarse a cabo. Sólo faltaban unos
segundos. Cuatro furgonetas de los Mossos entraron de repente en la
calle Robadors. Todos tenían claro lo que debían hacer. Se movían con
rapidez. Enseguida se dividieron en tres grupos para hacer un cordón
policial en la calle y para entrar al mismo tiempo en dos locales
diferentes: el 23 y La Bata Boatiné. Operaciones similares se llevaron a
cabo en otros locales barceloneses, también de ambiente, como el bar
Cangrejo.
En el caso de La Bata de Boatiné, para
entrar hay que tocar primero el timbre y esperar a que el propietario
abra, pero los agentes optaron por romper la puerta. Tenían prisa. "De
repente empezó a entrar una columna de Mossos con cascos, pasamontañas y
chalecos, serían unos 20, era surrealista. La gente se puso nerviosa",
explica Pau, otro cliente, que denuncia que todo fue "muy violento".
Durante la operación no registraron nadie y a la mayoría ni siquiera les
pidieron la documentación. Pau está convencido de que se trata de "un
peldaño más en la estrategia represiva" contra el colectivo de
lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, y tiene claro que el
objetivo de esta operación "totalitaria" era "asustar".
Al único al que pidieron la documentación fue al propietario, Miquel,
que está convencido de que la violencia utilizada por los agentes es por
una cuestión de "homofobia". Hace sólo cuatro meses que el Ayuntamiento
de Barcelona le hizo una inspección. "No tiene sentido todo este
dispositivo sólo para pedirme un documento", explicó. Mientras los
agentes le pedían papeles, algunos clientes empezaron a pedir a los
polícias su número de placa, ya que según denuncian, no lucían
identificación alguna. A continuación, los agentes sacaron a los
clientes, que se quedaron fuera para asegurarse que a Miquel no le
pasaba nada.
Lejos de sentirse protegidos por la
llegada de los Mossos, todos los clientes consultados aseguran que se
sintieron "intimidados" en todo momento. Ambos locales son pequeños y
muy estrechos y entre que había más gente de la normal, ya que
celebraban el día del orgullo gay, y que había una veintena de agentes
dentro, hubo momentos de angustia. Según explica Miquel, cuando los
clientes ya estaban fuera, los agentes hicieron entrar un perro policía
para buscar droga, pero el animal no olió nada y se fueron.
En el local de al lado, el 23, la operación se torció aún más y, según
las fuentes consultadas, al menos dos personas fueron golpeadas por la
policía e incluso aseguran que uno fue golpeado por tres agentes, tal y
como denunció el semanario La Directa. Ya se está preparando la denuncia y un abogado que se ha ofrecido para llevar el caso.
A pocas calles de allí, los agentes antidisturbios de la Guardia Urbana
hicieron intervenciones similares en otros locales, algunos también de
ambiente, como el Cangrejo. Los clientes consultados también aseguran
que se sintieron "intimidados" y que nunca habían visto una batida
similar. Algunos incluso creyeron que formaba parte del espectáculo y
que, en cualquier momento, volvería a sonar la música y los agentes, que
habían ocupado toda la tarima, comenzarían a hacer un striptease. Pero
no fue así. En este local sí que cachearon a los clientes y les
identificaron.
"Sin ningún incidente"
La CUP se ha comprometido a pedir explicaciones en el Parlamento sobre este tipo de operaciones policiales