
Mientras los partidos neofascistas de marcado tinte racista y xenófobo de toda Europa
iniciaron hace una década la entrada progresiva en sus respectivos
Parlamentos y en Estrasburgo, sus homólogos españoles llevan desde los
tiempos de Blas Piñar pasando la mano por la pared. La atomización y el
caudillismo reinante en la ultraderecha patria han hecho inviable hasta
la fecha un proyecto común que movilice su potencial electorado.
Hoy, con la ultraderecha europea como referente –en especial el
Jobbik húngaro y el Amanecer Dorado griego–, son otros quienes toman el
relevo asumiendo sus postulados. La España en Marcha es la marca creada
para unir a varias organizaciones lideradas por históricos falangistas,
nostálgicos franquistas, neofascistas, neonazis y
nacional-revolucionarios, con la intención de convertirse en una suerte
de versión ibérica del Jobbik húngaro –ha obtenido casi el 17 por ciento
de los votos– o del Amanecer Dorado griego, convencidos de que la
crisis les sacará de la marginalidad institucional.
“No vamos a ganar nunca el poder por vía electoral. Sin embargo, sí
creo que en una situación de crisis grave, si tenemos organizado el
ejército de militantes para el momento oportuno, podremos ser una fuerza
decisiva para alcanzar el poder o, como mínimo, tener una influencia
política significativa”, asegura el abogado falangista Eduardo Arias, presidente del Nudo Patriota Español (NPe) y promotor de La España en Marcha en una revista de su partido
Para Arias, el objetivo de esta alianza pasa por centrar su mensaje
político apuntando directamente a los políticos, a la democracia, a la
inmigración y la propia Unión Europea como culpables directos de la
actual crisis. “Hace falta una banca nacional, hay que disciplinar la
banca privada sana y hay que confiscar los bienes de los políticos,
sindicalistas, banqueros, jueces y periodistas vinculados a las causas
de la crisis y a la corrupción”.
Al proyecto se han unido Democracia Nacional (DN), Alianza Nacional
(AN), La Falange, los nostálgicos franquistas del Movimiento Católico
Español-AJE y las Juventudes de Canillejas-La Vieja Escuela.
Aspiran a ser cuartos
La cuestión que plantea este eje ultra es si serán capaces sus
miembros de continuar unidos, ya que aunque su mensaje político no
difiere prácticamente en nada del resto de las organizaciones del ramo
–incluidas las que se han quedado fuera o que no han querido entrar– lo
cierto es que desde su creación hace casi un año lo único que han hecho
en común ha sido marchar juntos en al menos dos manifestaciones en
Madrid. La primera fue el pasado 12 de octubre, día de la Hispanidad, y
la segunda, un acto conjunto de homenaje a Franco el 20-N.
Aunque no lo expresan abiertamente, de los documentos de esta alianza
se sobreentiende que las Europeas de 2014 son en esencia un ensayo para
calibrar apoyos y potenciar su capacidad organizativa, poniendo el foco
de atención en el intenso 2015. Ese año coincidirán las elecciones
locales, autonómicas y generales, en un panorama, que si no se arregla,
seguirá siendo de crisis galopante.
El entusiasmo ante los buenos resultados que ellos mismos se auguran y
que el propio Eduardo Arias pronostica para su alianza le llevan a
soñar un futuro de éxitos: “Creo que debíamos ser sin problemas y
haciendo las cosas bien, la cuarta fuerza política de España a no mucha
distancia de IU. Pero debemos serlo, no para ser la cuarta opción más
votada, sino para disponer del mejor ejército de militantes”.
El líder de Nudo Patriota Español afirma estar convencido de que “hay
una porción de la población española, entre un 1 y un 5 ciento, que se
identifica con lo que somos nosotros. Una porción de otro 20 por ciento
más que simpatiza con nosotros. Al que al menos le caemos bien. Pero esa
parte de la población no nos mira como una alternativa política seria
por la escasez de nuestra fuerza y nuestra dispersión. Lo importante
–dice Arias– es eliminar esa dispersión y lo paradójico es que ello
bastará para irnos dotando de más fuerza. Esos son los elementos que con
más constancia, paciencia y tiempo nos harán incorporar a ese 5 por
ciento y a parte de ese otro 20 por ciento”.
El primer hándicap de La España en Marcha es abordar la figura del
líder algo inherente a la idiosincrasia de la ultraderecha. Y de hecho,
la elección del líder es el principal de sus problemas, aunque Arias lo
niegue. “Y espero que nadie se empeñe en imponer su liderazgo a nadie.
Otra cosa es que del magma que creemos entre todos podamos empezar a
reconocer con el tiempo un liderazgo en alguien. Fabricar o imponer un
líder acaba en ruptura”. Todos los intentos anteriores no llegaron a
ningún puerto, sobre todo porque la renovación en las caras de la
extrema derecha no se ha producido.
Ultras proscritos
En esencia, el resto de las organizaciones comparten objetivos
ideológicos que pasan por la liquidación del sistema político vigente,
la abolición de la monarquía borbónica, la liquidación del Estado de las
autonomías, la expulsión de todos los inmigrantes para dar trabajo a
los “auténticos españoles”…
La cuestión es que en La España en Marcha son todos los que están,
pero no están todos los que son. En sus respectivas reflexiones los
integrantes de la alianza ultra aseguran haber mantenido contactos con
otras organizaciones afines del denominado entorno “social patriota y
nacional revolucionario”, que no han fructificado. En unos casos no ha
habido acuerdos y, en otros, directamente, los promotores de la enésima
alianza ultra han evitado incluso sentarse juntos.
De las organizaciones con las que no han llegado a ningún acuerdo a
priori está España 2000, liderada por el empresario de seguridad privada
José Luis Roberto y la Plataforma por Catalunya (PxC) de José Anglada.
La España en Marcha se niega a incorporar a su pacto al partido de
Anglada por su “catalanismo”, aunque desde PxC aseguran que tampoco a
ellos les agrada esta alianza, ya que dicen tener planes con una nueva
marca impulsada desde Madrid, Partido por la Libertad (PxL).
Un pasado que pesa
El bagaje histórico de los líderes de las fuerzas del eje ultra
español es especialmente singular. Desde Pedro Pablo Peña a Manuel
Canduela, pasando por Alberto Ayala de Cantalicio. Las hemerotecas y los
registros de antecedentes policiales y penales están llenos de
referencias acerca de ellos.
El líder de Alianza Nacional, Pedro Pablo Peña, cumplió una condena
de tres años y seis meses de prisión junto a otros tres camaradas de
partido por intento de atentado contra familiares de presos de la
organización terrorista ETA. Recientemente Pedro Pablo Peña, en su
faceta de abogado, ha defendido a dos de los cuatro neonazis que en
Madrid dieron una brutal paliza en 2009 a un indigente por el simple
hecho de serlo, dejándole graves secuelas cerebrales que le afectarán de
por vida al habla y la vista. En aquel juicio celebrado en Madrid en
abril pasado todos resultaron absueltos en cuanto a penas privativas de
libertad, salvo un ultra ucraniano condenado a diez años de prisión.
Entre las últimas perlas de Pedro Pablo Peña cabe destacar una que
pasó desapercibida cuando dijo en un acto de campaña en Málaga en 2011
que “el rey merecería ser conducido al patíbulo por traidor”. Acusó al
jefe del Estado de ser “el primer responsable de algunos de los males
que [a su juicio] sufre el Estado español. Ha desmantelado el ejército,
firmó los estatutitos de autonomía y la amnistía a presos de ETA en
1976; avaló las negociaciones con ETA tras el atentado de la T-4 y
cometió perjurio al faltar a su juramento de lealtad a los principios
del Movimiento el mismo día que el hombre llegó a la Luna”.
Todos los líderes de la ultraderecha española guardan lazos muy
intensos con lo más granado de la ultraderecha europea. Una ultraderecha
que como común denominador sitúa a la inmigración –según dicen– como el
principal causante de los problemas básicos que afectan gravemente a la
estabilidad social y económica de la UE. Esta ultraderecha europea, que
al tiempo es eurofóbica –tanto en su rechazo a la moneda común como a
la propia institución–, propone soluciones al “problema” que va en
función de su propio criterio político y radicalización. Las
organizaciones que han tenido un comportamiento más radical y violento–
el Jobbik húngaro y su Guardia Magiar, el Ataka de Bulgaria o el
Amanecer Dorado griego– han obtenido mejores resultados que aquellos que
afrontan esta situación desde conductas agresivas pero con menos carga
violenta, como el Frente Nacional francés de Marine Le Pen. Así el
Jobbik tiene 44 diputados en su Parlamento desde 2010; el Ataka búlgaro
tiene 23 en 2013 y Amanecer Dorado logró 18 escaños en 2012.
Canduela y Gabor Vona
Por esta razón la ultraderecha española ha puesto sus miras en estas
tres organizaciones, incluso antes de obtener estos resultados, y por
ello, a pesar de las alianzas creadas de cara al futuro, se observa que
partidos enfrentados en el Estado español comparten alianzas con otros
afines europeos. Por ejemplo, el neofascista Movimiento Social
Republicano (MSR) de Juan Antonio Llopart es socio de la Alianza Europea
de Movimientos Nacionales (AEMN), junto al BNP inglés y el Jobbik
húngaro, pero es Democracia Nacional, aliada en La España en Marcha, quien no se pierde una fiesta con los húngaros y los ingleses desde 2006.
El partido que más relaciones internacionales mantiene sin duda es Democracia Nacional. Su líder es Manuel Canduela,
histórico del grupo violento Acción Radical de finales de la década de
los 80 y mediados de los 90. Canduela mantiene estrechos lazos con las
organizaciones neonazis europeas más activas, como el Jobbik húngaro y
el Amanecer Dorado griego, con cuyos líderes se ha reunido y
fotografiado en varias ocasiones.
Pero sin duda es con su amigo Gabor Vona, líder del Jobbik, la
tercera fuerza política de Hungría, con quien el líder de Democracia
Nacional guarda mejor relación hoy. Desde 2009, DN participa en el
llamado festival de verano Magiar Sziget en Isla Magyar, en Budapest,
que organiza el movimiento ultra HVIM (Movimiento Juvenil de los 64
condados). Este festival de movimientos nacionalistas de Hungría se ha
convertido en lugar de encuentro anual para neofascistas de todo el
mundo. La seguridad del evento corre a cargo de la temida Magyar Garda o
Guardia Húngara, que aterroriza la población gitana desde hace años.
En esa misma fiesta, en 2011, a la que también asistió una delegación
de Democracia Nacional, el diario inglés The Sun cazó ebrio a Chris
Hurst, secretario general del BNP en Londres, que brazo en alto gritaba
“Heil Hitler” en un homenaje que aquella jornada se dedicó a Anders
Breivik, el asesino de la isla de Utoya (Noruega), a quien los neonazis
de todo el mundo consideran un héroe.
En cuanto al partido Alianza Nacional, el pasado 9 de febrero una
delegación encabezada por su dirigente sevillano Alejandro Maqueda
acudía a Budapest para participar en el Día del Honor que cada año los
neonazis celebran con motivo del intento de huida de las tropas alemanas
y húngaras el 11 de febrero de 1945 durante el cerco de las tropas
rusas en la Segunda Guerra Mundial.
Joan Cantarero (AIP Agencia) | Para AraInfo