El gobierno español ha decidido reforzar la valla fronteriza de Melilla con la colocación de cuchillas en sustitución del alambre de espino para evitar la posible entrada masiva de inmigrantes.
Hace pocos días nos enteramos de la colocación, por parte de las autoridades fronterizas españolas, de cuchillas en las vallas de Melilla, con la intención de detener una posible entrada masiva de inmigrantes africanos.
Un reconocimiento aéreo de la zona verificó que en las cercanías de
la valla se hallaban varios millares de posibles inmigrantes que
pretenderían saltar la valla para entrar ilegalmente en España (según
fuentes que prefieren permanecer en el anonimato)
Al recibir estos datos el gobierno tomó la determinación de
evitar esto de una forma absolutamente repulsiva e inhumana que incluso
se podría considerar una violación de los derechos humanos, ya
que sabían que la condición que estas personas tienen en su país les
obliga a saltar la valla para buscar una solución en un país que se
considera "con más oportunidades" que su país de origen y que esto
conllevaría auténticas masacres. Al entrar de forma irregular en España
los inmigrantes se encuentran situaciones de todo tipo, cada cual peor
que la anterior, por ejemplo entrar en la Península Ibérica en pateras
en las que arriesgan su vida al aventurarse a una travesía por mar en
condiciones nada apropiadas para la navegación.
No sólo se están cometiendo atrocidades aquí en España, las vemos en
otros países a diario, como en la italiana isla de Lampedusa, la puerta
de Europa, donde mueren personas que buscan una mejor calidad de vida
en esta “Europa humanizada y avanzada” y lo único que
encuentran es la muerte o en los mejores de los casos la misma
explotación por parte de empresarios sin escrupulos que a las que las
grandes multinacionales someten a sus familias en sus países natales.
Debemos informar a la ciudadanía de esta terrible e inhumana
situación y exigir a los gobernantes que, o bien solucionen los
problemas que el “tercer mundo” padece, o bien permitan soluciones
dentro de nuestras fronteras europeas, donde estas personas puedan
encontrar una solución, y no una muy posible muerte o situaciones
inhumanas al intentar entrar en otro país.