Grupos de manifestantes del "Black Block" se infiltran en la protesta originariamente pacífica. La Policía carga con gases lacrimógenos y bombas aturdidoras contra los manifestantes, que responden con cócteles molotov y piedras.
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Un miembro del grupo "Black Block" se aleja de la sede de la Asamblea Municipal durante las últimas protestas en Río, 7 de octubre de 2013 REUTERS/Ricardo Moraes |
Entre barricadas, cócteles molotov y gases lacrimógenos,
la ciudad brasileña de Río de Janeiro se convirtió en la noche de hoy
en el escenario de una batalla campal que ha enfrentado a las fuerzas
policiales y manifestantes violentos que se infiltraron en una marcha de apoyo a profesores en huelga.
Los
enfrentamientos que se produjeron cuando los manifestantes intentaron
invadir la sede del Legislativo municipal terminaron con un autobús incendiado en plena vía pública, otros cinco destrozados y daños en la sede consular de Estados Unidos, que fue atacada con cócteles molotov.
Los
hechos se sucedieron una vez finalizada la pacífica y festiva marcha de
apoyo a los profesores públicos que están en huelga desde el mes pasado
en el estado brasileño de Río de Janeiro en protesta por un plan de ascensos y reajustes salariales aprobado por la alcaldía y que consideran perjudicial para la educación.
Tras el final de la marcha, y ya en la céntrica plaza de Cinelandia, al menos cien integrantes del denominado grupo Black Block, que defiende el uso de la violencia en las manifestaciones, atacaron el Concejo Municipal y lanzaron hasta 10 cócteles molotov contra la sede del Legislativo, además de romper varias ventanas, pintarla con consignas y tratar de invadirla.
Los grupos antidisturbios de la policía brasileña cargaron contra ellos sirviéndose de gases lacrimógenos y bombas aturdidoras,
aunque no pudieron evitar que camparan por las calles céntricas de la
ciudad y atacasen casi una docena de sucursales bancarias, además del
consulado de Estados Unidos en la ciudad.
Los manifestantes, algunos de ellos muy jóvenes, respondieron con piedras, petardos, fuego en barricadas improvisadas con basuras y otras típicas técnicas de guerrilla urbana.
Durante los enfrentamientos, que se alargaron durante más de tres horas, los miembros de los Black Block quemaron un autobús municipal y apedrearon al menos otros cinco.

Tras dirigirse hacia las estrechas calles del centro histórico de Río de Janeiro, las unidades policiales atacaron con grandes cantidades de gases lacrimógenos a los manifestantes hasta conseguir que estos se disolviesen.
También
practicaron varias detenciones entre los miembros de los grupos más
violentos, uno de ellos menor de edad, aunque ninguna autoridad divulgó
números de detenidos o de heridos en los incidentes.