A día de hoy, cuatro días después del fallecimiento, su familia y amigos siguen sin tener información sobre el lugar en el que se encuentra su cadáver.
Según
hacia publico a través de la red social Twitter una amiga de la familia
(@cheitychinook en esta red social), casi cinco días después del
fallecimiento de Juan Andrés Benítez su familia no tiene noticias de
dónde se encuentra su cadáver. Este varón de 50 años murió el sábado
tras una operación de los Mossos d'Esquadra en el barrio del Raval, en
Barcelona.
El secretismo en torno a esta cuestión está siendo máximo,
desde el Hospital Clínic no se ha facilitado ninguna información tras
las llamadas realizadas desde DIAGONAL, al igual que ha sucedido al contactar con L'Institut de Medicina Legal de Catalunya (IMLC), DIAGONAL ha podido confirmar que se realizó la autopsia en sus instalaciones, pero no se ha facilitado información sobre el lugar en el que se encuentra el cadáver. Este dato tampoco ha sido facilitado a este periódico desde el Juzgado de Instrucción número 20 de Barcelona, que se ocupa del caso, ni desde el gabinete de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya.

Las causas del fallecimiento de Juan Andrés Benítez, conocido empresario ligado a la l’Associació Catalana d’Empreses per a Gais i Lesbianes, según informa semanario catalán La Directa, apuntan a una desproporcionada actuación policial, la cual se estaría tratando de ocultar por todos los medios posibles. Según las delaraciones telefonicas realizadas por Joan Alós vecino del Raval y miembro de Rereguarda en Moviment (plataforma contra la represión), los
servicios de limpieza del Ayuntamiento de Barcelona se apresuraron a
borrar las manchas de sangre que existían en el lugar de los hechos, y diversos Mossos d'Esquadra intimidaron a las personas que habían presenciado la actuación policial desde sus balcones. Según parece, los
policías insinuaron a los vecinos y vecinas los problemas que podían
tener si transcendía la información que hubiesen podido recoger (vídeos o
fotos) mediante sus teléfonos móviles. Esta intimidación se repetiría
el día posterior, domingo, cuando diversas patrullas llamaron a los
portales de la calle aparentemente con los mismos fines.